“Ya no se trata de responsabilidad sino de seguridad. La miseria universal (que va en aumento), producto del reparto de la riqueza dolorosamente desigual, es una bomba de relojería que puede estallarnos en la cara en cualquier momento. La pobreza genera frustración, y la frustración siempre busca su ‘tubo de escape’ en la agresión. He aquí una gran amenaza que irá extendiéndose por el mundo cada vez más”.
El mundo de hoy. Ryszard Kapuscinski
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